Un destello directo a tus ojos ya somnolientos y se encienden las luces en Paris para no apagar el mito de la ciudad luz y una manada de seres, unos mas que ayer y antier atraviesan su corazón día tras dia, entre los locales con el rumbo perdido y una barra de pan en la mano van los inmigrantes, negros, latinos, asiáticos, seres de todos los tonos que bien podrías imaginar corriendo en la sabana africana o a orillas del rio Amazonas están asomados por Paris y se persiguen unos a otros, caminan rápido, corren y se estrellan unos con otros y hasta con esos otros tan blancos y pálidos, o mas bien rosados, con fatiga en su semblante fruto de una vida trajinada y exceso de frio porque no tienen dinero para los abrigos ni la calefacción y por la noche los que no están borrachos se duermen mas del frio que del cansancio, ancianos amnésicos que no entienden ni una palabra, viejos al fin y al cabo y son los menos infelices, sesenta o setentanarios pensando en la suerte que tienen por ir, aunque con hambre, sentados en uno de los asientos libres del tren, en su país no hay de eso, a calentar una sopa en su inquilinato apestoso de otra calle tan iluminada de Paris, y los mas infelices son los asalariados, jóvenes en sus 20 o sus decadentes 30, con los miseros euros que han ganado esa semana y que no durarán mucho tiempo, con entradas de teatro en la mano y una foto en su cartera de su madre vieja y moribunda, viuda y anciana y esos son los peores porque van corriendo intentando recuperar en 10 minutos las 8 horas que acaban de perder en su trabajo, esos que no pueden renunciar porque para vivir corriendo se necesita correr de algo, esos que no tienen tiempo porque lo usan todo en ir siempre tarde a la siguiente cita, y todos se reúnen y se cruzan en el corazón de Paris, no hay saludo, no hay tiempo, vale mas llegar antes que la mañana de trabajo, que la muerte de los viejos, que los orines de los borrachos y tu con los ahorros en el bolsillo y buscando trabajo para poder salir de tu pozilga y poder algún dia ir al teatro……
