A cero grados en Luxemburgo

En el verano se olvida esa horrible sensación que siente el cuerpo cuando se tiene frio. Cero grados centígrados metiéndose por las costuras de la vestimenta, por las suelas de los zapatos, por las mejillas Colombianas o Peruanas, pero no fue malo, fué una increíble experiencia en el corazón de Europa.

No llegamos pedaleando, llegamos en tren desde Paris, facil, sin mas mérito que el de haber podido pedalear hasta la estación de tren y empacar exitosamente las bicicletas, Desembarcar en una ciudad de Europa desarrollada será siempre parecido, el orden ligado a los trenes, los transeuntes habituales de las calles en torno a la estación, caras nuevas, desarrollo, progreso, tranquilidad, es en todo caso una vista desconocida para un latino, si en Bogota nisiquiera tenemos trenes, cual estación? £esto difiere tanto de mi tierra que aunque muchas ciudades sean similares ella son todas al mismo tiempo una novedad para mi, sin embargo prefiero los desembarcos de Europa del éste, casi siempre la estación de tren, pero pobre y desordenada, con sencillas y tal vez pobres personas rodeandola, movimiento, velocidad, historias, miradas, curiosos, lo prefiero.

Comenzaré recordando que Luxemburgo es un país, pequeño, del tamaño de una ciudad grande, y hablan un idioma raro que suena como Alemán pero a veces parece Francés, parece ser montañoso, a juzgar por la posición de su capital que está ella misma en una montaña, hace frio en invierno pues llegamos a comienzos de Noviembre y ya tenían cero grados, si, hace frio.

Nuestra historia no es valerosa, fuimos a la habitación que habíamos alquilado, alejados del centro pero sin ningún problema para nuestras bicicletas, era una familia China de la cual no supimos su historia pero que nos atendió bien y nos dió un cuarto caliente para pasar los dos dias de nuestro viaje, el resto fue BMX y recorrer las calles.

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