Las baleadas de Tegucigalpa
Cuando decidí parar los viaje y volver a Bogotá despues de 5 años de estar viviendo afuera, despues de vivir con una Sueca en Estocolmo, de Vivir un año en el campo de China, de vivir dos años en España, de vivir 5 meses en Noruega y 3 en Finlandia, cuando decidí parar, casarme y tener a mi hijita en Bogotá y no en Francia, no me imaginé que la vida seguiría moviéndome sin cesar, han pasado ya 2 años desde mi viaje a Honduras del 2014, y despues de eso he pasado por una separación y por El Salvador, Nicaragua, Trinidad y Tobago, Ecuador, Portugal, Miami, Macedonia, Francia y en 8 dias iré a Kosovo en un viaje que para mí es un viaje histórico.
había creado un lazo entre Centroamérica y Colombia
A Honduras llegué cuando mi esposa tenía 6 meses de embarazo, llegué a Tegucigalpa con el alma limpia, haber conseguido un trabajo tan rápido en Colombia, haber amoblado un apartamento en arriendo y con un bebé en camino, no me dejaron subir al avión en Bogotá porque no tenia la vacuna de la fiebre amarilla, esa noche recorrí clinicas y puntos de vacunacion y nadie quizo darme un certificado falso, así que lo falsifiqué yo, le tomé una foto y llegué al centro de vacunacion del aeropuerto con todo el descaro para que me lo homologaran y pude viajar al otro dia, Yo quería viajar, no podia no ir, debía dictar un curso de telecomunicaciones móviles a los ingenieros de Movistar, debía montar, debía conocer y tambien debía ganarme el sueldo con el que pagaba nuestra manutención, despues de 15 dias en Honduras, lo hice todo, dicté exitosamente mi curso, sobreviví a uno de los paises mas peligrosos del mundo, rodé por las calles, hice amigos y no me rompí ningun hueso y para completar, fuí con dos Hondureños BMX a el país hermano El Salvador para una competencia anual, al volver a Colombia volví con mas dinero para el hogar pero sobretodo millonario de recuerdos, con la satisfacción de haber dejado conocimiento en un pais que lo necesitaba, El primer Colombiano que visita centroamerica con su BMX, había creado un lazo entre centroamerica y Colombia. Centroamerica por primera vez y lo primero que hice fue armar mi bicicleta. Ahora me parece increible que en Francia se me recrimine por haber dejado a mi esposa esos 15 días en Bogotá, con el arriendo pago, con comida y en una ciudad amable y segura como es Bogotá.
Nota mental: No romperme ningún hueso.
Hoy, dos años despues de mi visita a Honduras, y despues de perder todo el dinero que invertí en mi negocio propio en Bogotá, de perder muebles y enceres, y en una escala China-Paris-Bogotá, decidí quedarme en Paris y dejarlo todo en Bogotá ahora con mi hija de dos años llevo 8 meses como inmigrante en Paris, he comido mucha mierda, he dormido aquí y alla, pero tengo a mi hija 3 dias a la semana, rento un apartamento y con lo que aprendí en trabajos como el de Honduras conseguí trabajo en Paris y trabajo duro con mi mal Frances porque es mi trabajo lo que me mantiene en Francia, sin él no me arriendan vivienda, sin el no tendría la custodia de mi hija. y en el tiempo que he estado en Paris he montado en bici mejor que nunca, como no me puedo caer, entonces no me caigo, y aún en Francia trabajo, y aprendo, y viajo y mejoro en el BMX y cuido a mi hija, es ella la que me mantiene sobre los pedales.. nota mental: No romperme ningún hueso.
Volviendo a Honduras, lo primero que hice al llegar fue armar al bicicleta, Yo vivía en un conjunto cerrado bien resguardado y que parecía ser un sector de dinero, con un centro comercial a unos 600 metros, sin embargo no se podía o no se debía caminar hasta allí, el trabajo quedaba en en camino hasta el centro, 20 minutos en un descenso bastante agradable en bicicleta pero agotador en el camino de regreso, yo dejaba mi bicicleta bien amarrada en el parqueadero del Hotel donde yo dictaba la clase, el curso ameritaba rentar un salon en un Hotel donde nos daban también el almuerzo y donde se alojaban algunos alumnos que venían de San Pedro Sura, oficialmente la ciudad mas peligrosa del mundo en ese año.
Despues del trabajo yo iba a montar a un barrio a unos 30 minutos en bicicleta, rodaba por las vias en construcción del Transmilenio Tegucigalpeño, luego me adentraba en los barrios oscuros para llegar a Kennedy, un barrio popular de Tegucigalpa, donde aparentemente se podía estar en la calle, en general era regla no estar en la calle, no tomar buses, mucho menos taxis, un dia la asistente del curso llegó golpeada, la habian robado en el taxi. Yo vengo de Bogotá, una ciudad donde hay que tener cuidado, pero realmente se sentía inseguro en Tegucigalpa, todos me decían que era peligroso, muy pocos caminaban en las calles, y la falta de tiendas y negocios en las calles hacia de la ciudad un poco una ciudad fantasma. En Kennedy montaba con Aldo, buen amigo con quien fuí a El Salvador y con quien luego monté en Costa Rica, y con Samyr, un talento del BMX un poco atrapado en Honduras, pues no tiene suficientes espacios para montar y mostrarse. Aldo me llevaba en su coche en la noche de regreso a mi casa.
Ladrones es lo que hay.. a veces alcanzamos a coger alguno
“Al centro? yo no iría”…
Eso me decían, que fuera en carro, pero yo no tengo carro, les decía…. en taxi? “uyyy menos”, me decian, que mejor no fuera, un día tomé un taxi y fui, es un sitio que produce miedo, como algunas calles del centro de Bogotá a donde ya todos sabemos que no hay que ir. Al querer regresar del centro pregunté a unos policías que había para visitar…
-Que hay para ver por aquí?
– Ladrones es lo que hay.. a veces alcanzamos a coger alguno
Me contestaron y me dijeron que tenga cuidado. Regresé a casa un poco asustado. Al pasar de los dias yo me sentía un poco intranquilo, tenía la impresión de que algo me podia pasar en cualquier momento y vigilantes, alumnos, colegas, todos me decían que era muy peligroso, la gente se movia en sus coches de l casa al trabajo o centro comercial y luego a sus casas, sin poder caminar las calles, tomar buses o sentarse en un parque, Yo me sentía con suerte de vivir en Colombia, un lugar reltivamente tranquilo y bonito, donde uno bien puede caminar casi por donde se apetezca, y sentarse en cualquier anden o parque, igual puede que alguien venga a robarte pero creo que ya es parte del día a día y no es muy probable que te pase, una vez fuimos con los del trabajo a un pueblo turístico a una hora de Tegus, pudimos caminar las calles, sentarnos en un café, donde por cierto me regalaron un cafe por ser Colombiano 🙂 y los Hondureños me decían que se sentía muy bien poder estar afuera sin tener peligro.
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