A veces hay cosas que la vida de obliga a hacer, yo no quería hacer flair, ese maravilloso truco por tanto tiempo tan inalcanzable, yo no quería hacer éste truco, la historia se resume con mi amigo Manuel, un peruano a quien conocí en Lima en el 2008 y quien me trajo a Holanda con el objetivo único de hacer flair, yo hice algunos intentos en la rampa suave, y simplemente sentí que podría conseguirlo en la rampa dura,es ahi el maravilloso momento en el que todo pasa por la cabeza, aún no se tiene miedo porque no está decidido que vas a hacer el truco en la rampa dura, el BMX es un deporte en el que no estás solo pero solo tu te impones los límites, yo sentí que podía hacerlo, otra cosa era si, siendo un padre soltero de una pequeña hija que me esperaba en mi casa en ése otro país llamado Francia, y si a mis 37 años debo estar haciendo giros de cabeza a toda velocidad en una bicicleta sin frenos….. Son ya veinte años desde que en 1997 comencé a hacer BMX, con 15 años estudiaba en el último año de colegio público, hijo de una madre soltera trabajadora y una vida sencilla y pobre, ésta historia que parece nunca acabarse tiene éste episodio en Eindhoven, Holanda, segunda vez que visito los Paises Bajos, a veces me pregunto si soy un imprudente, mi historia de cómo llegué a Francia es ya suficientemente impresionante cómo para que termine con una pierna rota o una espalda lesionada, y es que no se me olvida que tengo la tarea y el placer de ser padre soltero y que estoy completamente solo en un país extranjero en donde si me lesiono nadie va a venir ni a visitarme ni a ayudarme.
El flair es un truco en el que vas con la bicicleta, que no tiene frenos, subes por una rampa y sales de ella pensando en mirar al techo y comienzas a hacer un backflip, sin despegar los pies los pedales, de alguna forma giras un poco en el aire para caer en media vuelta y cuando aterrizas es la gloria.
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