La polvorienta frontera entre Georgia y Armenia que me inspiraba tanta incertidumbre y desconocimiento quedó atrás y yo ya rodaba por los pueblos más olvidados de Armenia, cuando salí de Georgia no fue por falta de destinos sino porque solo me quedaba una semana de viaje, pero Georgia me acogió con brazos abierto desde el momento en que dejé Azerbaijan, pedaleé los primeros kilómetros rumbo a lo desconocido después de cruzar la frontera en bicicleta, de pasar por inmigración con la bicicleta en la mano y cruzar puertas y sentirme en otro lugar, mas al norte, una exnovia a quien nunca olvidaré también estaba en Georgia pero no aceptaba volver a verme, sólo cuando la aventura Georgiana se salía de los límites de lo inimaginable ella me propuso desviar mi trayecto 500 kilómetros, pero yo iba ya rumbo al sur y nisiquiera éste muy posible amor de mi vida me detuvo.
Primera parada: Rustavi
Rustavi sería la primera ciudad que me recibió, donde a falta de prisa pasé tres noches, Crucé la frontera con Azerbaijan mas o menos a las tres de la tarde, quedó atrás ése país tan recóndito, que me producía tanto misterio, Azerbaijan! aún retumba en mi cabeza cómo un pais lejano de cuentos persas, y lo había recorrido, no solo eso, lo recorrí en bicicleta BMX sin frenos, y rodé sus carreteras y sus calles saltando y arriesgándome con los chicos locales. Pero quedó atrás y ahora estaba en Georgia, compré una simcard para tener internet y cambié algo de dinero que me sobró de Azerbaijan, ya había pedaleado unos 40 km y tenía mucha hambre y ahora tenía la opción de tomar un transporte hasta Rustavi, pero simplemente no lo hice, automáticamente tomé la ruta, la única que se desprendía del puesto fronterizo y pedaleé, kilómetros mas tarde encontré un restaurante de carretera, puse mi bicicleta a un lado de la mesa y me senté, el chico sonriente y con una pinta de ser tan local cómo la misma tierra entendió que quería carne, ensalada y algo de tomar, fué increíblemente barato y comí con muchísimas ganas. me despedí y seguí pedaleando. no recuerdo cuantos kilómetros mas hice, pero faltaban muchos hasta Rustavi, faltaban unos 30, cuando decidí sentarme y esperar un transporte, esperé mucho tiempo, horas, hacía calor y sol, y solo paraban algunos taxis ofreciendo llevarme, lleno de cansancio tomé uno, que me costó unos 4 dolares, me dejó a las afueras de la ciudad, porque yo ya sabía a donde iría y quería entras triunfal a la ciudad, aunque después de un trayecto de taxi, mi destino era el skatepark de la ciudad.
Crucé calles y parques, Rustavi es una ciudad que aparentemente creció mucho hace algunas décadas, porque está rodeada por barrios residenciales de casas viejas y edificios de estilo soviético, también viejos pero seguramente para ellos de buen aspecto, entré al parque, encontré el skatepark y a un chico que hacía BMX, estaba tan cansado! creo que pedaleé 70 kilómetros, pero me puse las rodilleras y montamos, luego llegó un chico (Dachi) sin saludar tomó mi bicicleta para montarla, yo lo detuve enojado, en mi país se pide permiso antes de tomar las cosas! y logró decirme en ingles sencillo “yo se hacer BMX” y tomó la otra bicicleta y me mostró, era realmente un talentoso rider, y comenzamos a jugar él y yo.
Yo no tenía hotel, tengo una amiga Peruana llamada Steffany que viaja sin pagar hoteles, yo no logro hacerlo, podría pedir a los chicos una cama, si, pero si no lo ofrecen no lo pido, así que siendo tarde en la noche, pedí que me recomendaran un hotel barato, fuimos pedaleando y saltando, y al tercer hotel me dieron un buen precio por una habitación que era realmente cómoda, me parece que costó unos 10 dolares. Allí me quedé tres noches porque en la tarde salimos a montar los pocos riders de la ciudad. cené varias veces en un restaurante autoservicio muy bueno y barato, y la chica guapa que servía los platos disfrutaba hablando conmigo en ingles y decidido a hacer de éste viaje lo mas increíble, le pregunté si salia de fiesta y si quería llevarme, me dijo que no salía de fiesta, tal vez era cierto, pero lo intenté!
Segunda parada: Tbilisi
No intenté hacer el trayecto hasta la capital en bicicleta, me encanta entrar pedaleando triunfal a las ciudades pero los chicos de Rustavi me pusieron a mí y mi bici en un microbus que me llevaría hacia Tbilisi y el pasaje costaba cerca de 2 euros, finalmente llegaría al epicentro turístico del Caucaso, la ciudad de los cafés, bohemia y la ciudad donde me vería con mi amiga Rachel.
Añadido: En 30 minutos estuve en Tbilisi, era tarde en la noche y muy cansado por haber hecho BMX todo el día, bajé mi bicicleta y la armé en los 5 minutos acostumbrados, a los dies minutos de estar en la capital encontré a Goga, un chico BMX con el que monté varios días, y a los 15 minutos de haber llegado yo ya estaba saltando por las calles del centro, esquivando personas, mesas de cafés, subiendo y bajando andenes. durante tres días allí busqué a Anna en las calles, afuera de los hostales y restaurantes, me imaginé encontrarla sentada en una terraza cenando con algunos extranjeros, entonces yo llegaría con mi bicicleta y mis amigos y la sorprendería, le explicaría que aunque ella y yo, de viaje y en la misma ciudad, a mi el viaje me llevaba y yo me dejaba llevar pero que siempre estuvo en mi mente, le explicaría por primera vez que la quería, que siempre la quise y las rutas de Azerbajan me hicieron reflexionar, desear una vida sencilla, quizás a su lado, por supuesto la besaría y por supuesto regresaría a mis calles y a la ruta en bicicleta. Nunca la encontré.
Tbilisi fue puro BMX, sol y buena comida, en la mañana daba una vuelta y en la tarde montaba con los chicos, creo que pasé solo dos noches allí, lo bueno de la ciudad es que concentra michas de las riquezas de un pais, en solo dos noches se puede comer los platos típicos, visitar sitios turísticos, charlar con la gente y pensar para si mismo que se ha conocido el país, yo además disfruto de la ciudad por el BMX, que me da amigos instantáneos y me muestra lugares de la ciudad que solo los locales conocen. Sin embargo, lo mejor de los países está en su campo, en sus rutas y en sus lejanías, por eso partí rumbo a Kutaisi, la segunda ciudad mas visitada de Georgia y donde me esperarían otros chicos para seguir montando.
Kutaisi fue sin duda el lugar más loco que visité y donde tal vez viví mas historias, me robaron el teléfono, visité el spot mas loco de toda mi vida y me sentí en cualquier pueblo de Colombia.
Eran tal vez 200 km entre Tbilisi y Kutaisi, una ruta que no me interesaba porque, pensé que la carretera entre dos ciudades principales no sería tan insólita cómo lo quería, así que pedaleé hasta la terminal de bus, donde, con la bicicleta desarmada esperé varias horas por mi microbus, vi el atardecer y el bus partió y al final me dejó a la una de la mañana en medio de la carretera y en pleno aguacero, el hostal que había reservado estaba a unos 6 kilómetros y cómo llovía utilicé por primera vez mi pequeña chaqueta para la lluvia y descubrí que no funcionaba, así que recorrí campos y calles empapado y llegué al hostal como a las dos de la mañana, me bañé y dormí. Al dia siguiente debía ver a los chicos para hacer BMX, eran muchos, sobretodo niños, y me recibieron cómo a una estrella de BMX, el riding fué genial! luego insistieron en llevarme al “Water Park” que quedaba al otro lado de la ciudad, cuándo llegué vi el lugar mas increíble que jamas he usado! creo que tengo una de las mejores fotos de mi vida rodando allá arriba con mi bicicleta, sin frenos!
El mal momento del día fué cuando descubrí que no tenía mi teléfono, me lo habían robado! y estaba seguro de que lo había guardado en mi mochila unas horas antes, lo busqué bien pero no estaba y los chicos me dijeron que tal vez fue uno de los ni^nos del skatepark, yo realmente estaba tan excitado por haber vivido uno de los días mas increíbles de mi vida que me importó muy poco mi viejo y barato teléfono perdido, me acompañaron al hostal, donde a consecuencia de no tener teléfono ni mama, tube que quedarme 3 noches y perder mi ruta a Batumi, ciudad costera en dirección de Turkia, todos los dias fueron de pedalear visitando, sin mapa los pueblos cercanos.
Tskaltubo, un viaje al pasado
12 kilómetros de recorrido entre Kutaisi y Tskaltubo, un pueblo famoso por sus casas y edificios abandonados de la era sovietica, un paraíso fotográfico definitivamente.
Aklakalaki, rumbo a Armenia
Finalmente partí rumbo al sur, me esperaba aún una noche más en Aklakalaki, cerca de la frontera Armena, una pequeña ciudad en donde fuí invitado por una familia local a cenar, me contaron la historia de Georgia y me dijeron algo hasta ese momento desconocido ara mí, Georgia no se llama Georgia, es solo el nombre occidental, el nombre original no logro recordarlo.
Después de pasar esa noche siendo el único huesped de un gran hostal, tomé un microbus otra vez que me subiría a lo alto de la montaña, creo que 2000 metros de altura, desde donde pedaleé para cruzar otra vez una frontera que ví muchas veces en fotos y videos de otros viajeros pero que nunca creí poderla atravesar yo mismo, en mi bicicleta, sin frenos y con mi pasaporte Colombiano, en la frontera se sorprendieron al verme, revisaron mi e-Visa, me preguntaron que hice en Azerbajan, pais con el que Armenia está en guerra, les dije que andar en bicicleta y ser turista, me dijeron… ahh Colombia, telenovelas!!! y me dejaron pasar. El camino antes y despues de la frontera era una mezcla entre desolador y glorioso.