Siempre quice ir a Corea, aunque he dicho eso de algunos otros destinos, pero Corea en su totalidad, el norte con su mala fama y el sur con su popularidad en cine me interesan, cuando era niño y hacía Taekwondo nuestro profesor nos enseñaba historia y palabras en Coreano, ese país que desarrolló el Taekwondo como defensa contra los invasores Japoneses quedó marcado en mi memoria.
Pero como diablos llega uno a Corea? eso debe quedar cerca de China y de Japón… verdad????… A corea llegué desde China, en avión, aunque habría sido ucho mas interesante aunque peligrosísimo llegar por tierra, pasando por Corea del Norte, lo cual es muy dificil. Corea es uno de esos paises en los que uno podría quedarse algunos años de su vida para re-estructurar la esencia que nos compone a todos, la razon de ser, la energia.
Seul resultó ser mucho mas bonito de lo que esperaba, pero no me sorprendió, como si lo hizo Ulan Bataar, capital de mongolia, o Pnom penh, capital de Cambodia, Seul es una metrópoli medio americanizada y medio oriental, algo entre el desorden de China y la cultura Japonesa, algo así.
A Corea del Sur fuí con Camille, la famosísima Camille, que tanto ha influido en mi vida y aunque no estamos juntos, fue quien le dió a mi vida Mathilda, esa colombianita que en este momento tiene 17 meses y por quien lo he dejado todo para hacer una nueva vida en Francia. De momento (Sep 2016) llevo 4 meses en Francia, vivo solo, trabajo y aunque ha sido la época más dificil de mi vida, monto mejor que nunca en mi BMX.
Volviendo los recuerdos un poco mas al oriente del planeta, desde Francia hasta Corea del Sur, recuerdo como recorrimos las calles, comimos tantas cosas increíbles en puestos de calle, restaurantes y mercados, y como visitamos el templo del Taekwondo, uno de mis propósitos del viaje, llegar a las raices del deporte que me definió como persona siendo un niño, un niño que nunca pensó que tan lejos iba a llegar, que tantas cosas increibles pasarían por su vida, un viaje en todos los sentidos distante, exótico, increíble.
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