Es una sorpresa que existan estas islas paradisíacas tan cerca de nosotros pero que sea tan poco frecuente visitarlas, uno no piensa en ir a una isla como Curazao, ni mucho menos a otra de las muchas islas que hay en el Caribe, y bueno, es mucho menos probable que uno llegue a montar en bicicleta allá. Rodar por las carreteras, porque no se si se pueden llamar calles, pasar barrios nunca vistos, conocer gente genial, en el trabajo y en la bicicleta es una de las mas grandes experiencias de mi vida.
Pues una suerte, o mas bien una recompensa a haber estudiado tanto? pero me levanté un trabajo que me llevó a Curazao a enseñar telecomunicaciones móviles, suena divertido? pues suena mas bien difícil, dictar clases en ingles a ingenieros que tal vez saben mucho más que tu, llegar en bicicleta al trabajo sin despertar sospechas de tu vida secreta, y sobre todo literalmente sobrevivir en el intento! porque no puedes ni romperte un hueso ni hacer mal tu trabajo.
Vivía en un apartamento a las afueras, casi en el campo, donde reinaba el espacio y el verde que hacia recordar que estaba en el Caribe, El ambiente no era exactamente caribeño, era una mezcla entre la tranquilidad Europea y el calor tropical, Curazao hace parte del reino de Holanda y es formalmente parte de la Union Europea, sus habitantes tienen pasaporte Europeo y el orden del primer mundo se siente aquí en la distancia.
El skatepark quedaba a unos 30 minutos pedaleando, era una suerte que hubiese uno, alli habían deportistas locales y también Holandeses que venían de vacaciones o que se habían mudado a la isla, era buen ambiente pero solo había un biker más, un Colombiano que llevaba unos años viviendo por allí y con él y un Mexicano que vivía conmigo pasábamos algunas noches acompañándolo a visitar bares, prostíbulos legales de la ciudad y de la playa, para mi todo era una aventura.
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