Con pesar de dejar Georgia donde sentí que los días no me alcanzaban y que tenía todas las rutas y ciudades a mi disposición, crucé la frontera con Armenia, pedaleando. Crucé esa la frontera polvorienta en medio de la nada, a 2000 metros de altura que había visto en videos de intrépidos viajeros, y ahi estaba yo, presentando mi bicicleta a los oficiales de inmigración, quienes después de mencionar las telenovelas colombianas y preguntar que pensaba hacer con la bicicleta, me dejaron pasar, y de un momento a otro me transporté al lado Armeno de éste territorio desolado.
Antes de hacer el viaje estudié a distancia la ruta, no encontré ni una sola foto de la frontera ni de Bavra, su pueblo miserable más cercano, solo pude ver rápidos videos que otros viajeros habían publicado, ésta frontera era aún más desconocida que la que ya había cruzado de Azerbaijan a Georgia y parece una de esas fronteras desoladas que se ven en los reportajes de paises en guerra, recuerdo que aunque tomar una bicicleta sin frenos y recorrer los tres países del Caucaso cruzando sus fronteras podría sonar aterrador, no me producía miedo, solamente una sensación inevitable de estar haciendo algo irresponsable pero ésta sensación desapareció en la ruta, una vez allí todo se volvió posible y realizable, la ruta esta siempre allí, la bicicleta en buen estado y todo el dia para avanzar, así que cuando llegué a ésta frontera, la atrevesé y me vi al otro lado completamente solo en la ruta, me pareció todo muy extraño pero completamente realizable. He aquí el lugar del que hablo:
Bavra fue el primer pueblo de la ruta que seria de 50 km hasta la primera gran ciudad de Gyumri, la segunda ciudad de Armenia estamos a 2000 metros de altura me espera una ruta que es en su mayoría plana o en bajada, me espera un largo y sorprendente dia. El paisaje es digno del fin del continente Europeo casi en Asia, estepas, colinas pequeños pueblos y una sensación de desolación y falta de desarrollo, siempre me alegro por ser Colombiano y conocer lugares aún mas sorprendentes y me pregunto que pensará un turista en una ruta selvática o de las llanuras de Colombia donde nisiquiera hay presencia del estado, donde indígenas, paramilitares o guerrilleros gobiernan? que pensarán?
Armenia es mucho menos despoblado que Georgia, mucho menos turístico y al parecer es mas pobre, está aún en guerra con Azerbaijan y su frontera está cerrada, también con Turquia que nunca ha aceptado públicamente el genocidio contra los Armenos de comienzos de siglo 19. Es un pais aislado, lo que explica porqué no encuentro casi ningun pueblo, realmente en todo el recorrido hasta Gyumri nunca atravesé ninguno, las rutas son normalmente fáciles, con algo de dinero en el bolsillo se encontrará algo para comer, pero aquí no encontraba nada, solo una tienda donde pude comprar algo de mala comida, una tienda muy extraña…
Tenía sed y hambre y me encontré una tienda de carretera, compraría el típico yogurt con algo de pan, al entrar ví una escena extraña, la mujer dormía en su cama en medio de un sinfin de decoraciones religiosas, despertó y se asombró al verme. Ésta señora Armena se llama Sharmax Xachatryan, y prometí contar su historia en Colombia. Según le entendí ella vió a Jesus en sueños o en un desmayo y desde entonces su cabello es blanco. La conocí en la ruta, la desperté cuando entré a su tienda, me vendió unos panes parecidos a las “cucas” colombianas y un café frio sue resultó estar vencido.
Seguí mi camino en la carretera que se hizo largo muy largo, descansaba donde se me apetecía y comencé a preocuparme por la noche. en algún punto en una larga bajada el asfalto del camino se convirtió en gravilla y arena, comprobé varias veces casi al borde de caerme que era imposible drenar con los pies en las piedrecitas infinitas y tube que caminar mientras veía el sol volverse atardecer.
Al llegar a un pozo donde los camiones paraban para tomar agua decidí pedir transporte, después de varios intentos un hombre en una camioneta claramente muy costosa aceptó llevarme. Ivan era un Armeno que vivía en Moscú, Rusia y volvía a casa por primera vez después de 15 años, era un buen hombre. Hablamos un rato, en ingles, creo que me llevó unos 10 kilometros y se hizo noche, cuando la ciudad comenzó a poner algunas casas a izquierda y derecha paramos en un lava-autos para lavar su camioneta, Yo no tenía aún un lugar para dormir y no tenía internet, pues ni en la frontera ni en el camino encontré un lugar donde comprar una simcard, tampoco tenía dinero local. En una farmacia una linda chica me dió la contraseña del wifi y después de confirmar que estaba a escasos 8 kilómetros de la zona de los hostales me fui, no sin antes preguntarle si quería salir en la noche, pero me dijo que no.
Dije a Ivan que quería seguir el camino en bicicleta y nos despedimos, y pude hacer una entrada triunfal pedaleando a la primera ciudad que visité en Armenia, Gyumri.